miércoles, 15 de octubre de 2014

La edad de la política.

   Hacer política es ocuparse de la gestión de lo público. Se hace política cuadrando el presupuesto mensual de un hogar o asignando tareas y recursos dentro del mismo. Gobernar un estado-nación no es (o debería ser) más que ampliar el ámbito de la política doméstica a comunidades de vecinos, juntas de barrio, municipios, comarcas, estados federados (autonomías en la actualidad) y, al fin, sólo al fin, el gobierno del estado. Despolitizar una manifestación es como hacer un bocadillo sin pan, habrá a quien le guste, pero ya no es un bocadillo, es otra cosa.

   Se confunden los términos y los objetivos y cada vez dudo más que se haga sin intención. Atacar a los partidos políticos que participan en un régimen corrupto sin atacar al régimen mismo es, en el mejor de los casos, ingenuo. Si se atora el sumidero de un lavabo, se puede retirar el agua, secarlo y dejarlo como los chorros del oro a condición de no usarlo; pero sólo hay una solución real a ese problema, desatorarlo, lo demás son leches.

   Culpar a los partidos y sindicatos como ente, como forma de organización, por la indignidad de los partidos y sindicatos del régimen es confundir el todo con las partes. La botella seguirá siendo un invento útil aunque haya quien la llene de orina. Además, me gustaría saber si a mediados de noviembre seguirán siendo malos y perversos todos los partidos o se tratará de colar a presión alguna excepción (creo que es obvio por dónde voy).

   Uno de los dramas de este país es la ausencia de conciencia política de la población. Se requiere información y formación como paso previo a la concienciación, que a su vez es paso obligado hacia la movilización. Si, históricamente, han sido los partidos, sindicatos y ateneos o similares los que han asumido la labor de movilizar a la ciudadanía, renunciar a estos instrumentos me parece imprudente si se hace desde el desconocimiento y criminalmente colaboracionista si se hace a sabiendas. Eliminar los últimos reductos de las ideologías políticas es allanarle, aún más, el camino a la oligarquía en el poder. Se cambian los anhelos justos y legítimos por mensajes que contenten al máximo número de personas en su mayoría desinformadas (de conciencia política ni hablamos). Se adapta el discurso a lo que puede digerir el votante en vez de ayudarle a digerir el discurso que realmente necesitamos. Se pretende llegar a un heterogéneo y ficticio 99%, aunque el discurso político se centre en lo accesorio, cuando quizás llegando a un 60 ó 70% se podría conseguir un cambio profundo del régimen político y su sistema económico.

   La política no es vieja, es antigua, aunque no tanto como el mesianismo.

   Contrapoder significa "poder que intenta contrarrestar al poder establecido".
 Cuando no hay valor para oponerse al poder real, cuando se viste de revolucionario lo que no es más que un tímido parcheo, cuando se repiten esquemas que se han criticado "veinte minutos" antes en otras formaciones, no estamos hablando de contrapoder sino, quizás, de todo lo contrario. Gatopardismo puro: "si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie".


Salud y República.

Desde el barbecho.

  Pasaron. Es un hecho.   Cualquier sociedad es la consecuencia de su propia historia y la española no es una excepción. La sociedad españ...