lunes, 27 de agosto de 2018

Desde el barbecho.

  Pasaron. Es un hecho.

  Cualquier sociedad es la consecuencia de su propia historia y la española no es una excepción. La sociedad española es el resultado de siglos de poder oligárquico y, más recientemente, de un genocidio premeditado y planificado contra toda persona capaz de actuar política o socialmente en favor de la soberanía popular. Puede sonar duro, pero la sociedad española proviene de aquellas personas de las que el fascismo consideró que, por un motivo u otro, no merecían el gasto de una bala; que eran fácilmente controlables y susceptibles a los valores del nacionalcatolicismo.

  A semejante punto de partida hay que sumarle el efecto de casi ochenta años de control sobre los medios de comunicación de masas, sobre nuestras escuelas y sobre nuestros juzgados. No se trataba sólo de controlar a las generaciones de supervivientes a nuestro holocausto particular
, se trataba y se trata de moldear a medida a las siguientes generaciones.

  El resultado no podía ser otro, una sociedad inculta, primaria, débil y cobarde. Carne de toros, fútbol, televisión basura y lemas patrioteros.

  Pero se equivocaron. Erraron el cálculo. Entre las supervivientes del holocausto quedaron muchísimas personas leales a los valores republicanos y/u obreros. Entre las generaciones posteriores existen muchísimas personas con sentido crítico y, por tanto, refractarios a las versiones oficiales, verdades de púlpito y sentidos comunes. Existe todo un sustrato sobre el que reconstruir el tejido social que aún hoy yace en nuestras cunetas.

  Son muchas las personas con suficientes formación y conciencia políticas. Se encuentran en el momento y lugar equivocados. En una coyuntura en la que organizarse políticamente al margen de y contra la versión 2.0 del franquismo es complicado e incluso peligroso. En una coyuntura en la que cuestionar el capitalismo es complicado e incluso peligroso. En una coyuntura en la que sólo alzar la voz o tener una producción artística disonante te puede llevar a la cárcel. Puede que estas personas esté políticamente inactivas, pero ¡están!

  Y hay distintas formas de inactividad:
1. La de las tierras baldías o estériles.- Da igual que las cultives o no porque no dan para más.
2. La de las tierras incultas.- No se cultivan porque así lo decide el señorito terrateniente de turno, pero darían grandes cosechas si se cultivaran.
3. La de los barbechos.- No se cultivan durante un tiempo para que recuperen su nivel óptimo de nutrientes. Pasado ese tiempo, vuelven a ser cultivadas y a producir cosechas espectaculares.

 
  Salud y República social.

lunes, 5 de octubre de 2015

El triunfo del capitalismo.

    El gran triunfo del capitalismo es conseguir que lo defiendan los mismos a los que explota. Basta no pasar hambre física ni excesivas apreturas para considerarse un/a privilegiado/a y enrolarse en las filas del "¡Vivan las cadenas! Incluso quienes pasan hambre y apreturas, como mucho la toman con el chico de los recados de turno, pero ni se les ocurre plantearse la idoneidad del jefe, de quien realmente gobierna desde su atalaya, por encima del bien y del mal.

    Esta situación no es fruto del azar (o la fatalidad). Los triunfos se trabajan y el capitalismo lo ha hecho a conciencia, creando las condiciones necesarias:
1.- Acabó literalmente con movimientos como el republicano o el obrero.
2.- Redujo el nivel cultural medio de la población al justo para encender la tele sin mirar el manual cada vez.

    Mientras, esos partidos que se autodenominan de izquierdas o de abajo (que hay que joderse) en realidad son partidos de "al fondo hay sitio". Sólo les preocupa su encaje en el teatrillo político del régimen, ya que parece ser que sus sesudos y preparados líderes carecen de redaños para plantear una oposición frontal al sistema económico y al régimen que le sirve. Hablamos de los líderes, pero no olvidemos a unas bases incapaces de correrles a gorrazos.

    El día 21 de Diciembre (o mejor el 22 para que quede un día dedicado a algún que otro funeral político) comenzará un periodo de tres años y medio de descanso para las maquinarias electorales. No habrá demasiado espacio para la egolatría patológica o para cantos de cisne. Se abrirá un espacio para hacer política sin las interferencias ni los tiempos de los asimilados al régimen. La duda es si habrá alguien capaz de trabajar en confluencias en torno a ideas, a modelos de sociedad, en vez de en torno a coletas o barbitas recortadas. La gran duda es si se trabajará en recuperar movimientos como el republicano y el obrero, en aumentar la cultura y conciencia políticas de la ciudadanía (o del pueblo, para quien lo prefiera) o si continuaremos enrolados en las filas del "¡Vivan las cadenas!", celebrando el triunfo del capitalismo.

    Por lo que a mí respecta, no tengo tiempo para hacer el chorras a mayor gloria del capital, pero le debo a mi hijo al menos intentar hacer política de verdad, para cambiar algo.


    Salud y República social.

jueves, 12 de febrero de 2015

El rey se baja el sueldo. ¿No es un encanto?


    Lo digo en serio. Es la impresión que me quedó tras los publi-reportajes con los que abrieron los telediarios de las televisiones del poder. Se baja el sueldo por sensibilidad hacia quienes peor lo están pasando y se va al Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, juega al bádminton y al tenis de mesa con los pacientes y se comenta que no se cayó ni una sola vez (para que luego hablen del peso de la genética). ¿No es para achucharle? A mí me vino a la mente el osito de peluche de un anuncio de suavizante. Esa era la idea.
                                                                           
    Pero uno es minoritario por vocación, básicamente raro, y se plantea las cosas más allá de las versiones oficiales y los pensamientos únicos. Decidí investigar a fondo (cinco minutos con mi buscador de Internet favorito) y buscar datos que me permitieran elaborar mi propia impresión de la noticia (ejercicio que no duele ni está considerado deporte de riesgo, expresar las conclusiones ya es otra cosa).

    La bajada es considerable (20%), aunque no tanto como la subida para su mujer (o su resultante postquirúrgica), que es del 26%. El sueldo del rey multiplica por 143 el sueldo medio en España en 2014 y por 361 el SMI español para 2015. Qué queréis que os diga, no me parece que se haya puesto al nivel de los/as ciudadanos/as y sólo me he referido a los/as que pueden trabajar.

    Pero es que además llamamos sueldo a algo que no lo es. De un sueldo se paga hipoteca, electricidad, agua, comida, ropa, etc. y ése no es exactamente su caso, él vive literalmente a cuerpo de rey. A lo que llaman sueldo no es más que una asignación para gastos personales, por si quiere parar en un quiosco a comprar chuches (es Borbón, prefiero no profundizar en este tema), porque lo demás ya se lo pagamos entre todos/as por otro lado.

    La bajada del conjunto de sueldos a los cuatro reyes (lo nuestro es de traca) es del 6%, pero no porque como media cobren menos sino porque la próxima jefa del estado por herencia tiene nueve añitos y aún no cobra (todo llegará).

    Pero es que de lo que hablamos no llega a ser siquiera el chocolate del loro, la partida de sueldos no llega al 8´5% del presupuesto mensual de la casa real (7´77 millones de euros). Cifra ésta que se nos presenta siempre junto a referencias a los Presupuestos Generales del Estado o a la partida de tal año, dando la impresión de que se trata de una cantidad anual en vez de mensual. Basta multiplicar los 665.764 € dedicados a sueldos por 12 (sin extras, a lo campechano) para darse cuenta de que sólo los sueldos/año ya superan los 7´77 millones de euros.

    Para colmo de la desfachatez están las comparaciones con los presupuestos de otras jefaturas del estado europeas. ¿Pero cómo se puede comparar algo conocido y transparente con algo oculto y misterioso? Resulta que en otros países de nuestro entorno se publica hasta el precio de las fotocopias; mientras que la casa de Franco (perdón, de Borbón) recibe dinero de diversos ministerios aparte de su asignación, dinero que no se publica y por tanto es difícil de comparar. El Ministerio de Hacienda corre con los gastos de vehículos, conductores y todo lo relacionado; el Ministerio de Asuntos Exteriores corre con los gastos de viajes; Interior y Defensa costean la seguridad de la familia; hay gastos como cenas de gala y lujos suntuosos que no se sabe ni quién los paga. No podemos saber cuánto nos cuesta la herencia política de Franco, hay estimaciones a partir de datos dispersos y opacos que sugieren que el costo real (nunca mejo dicho) de mantener a esta familia se obtendría multiplicando por entre ocho y doce los presupuestos públicos de la casa real. Situémonos en el término medio y multipliquemos por diez, nos saldrían unos 77´75 millones de euros de vellón al mes.

    Resumiendo, bajan sus sueldos, que suponen un 0´85% de lo que les pagamos y sale en todos los telediarios y primeras páginas de periódicos. Un 90% de lo que nos cuesta mantenerles se nos oculta, escapa a cualquier tipo de control y es un dato que parece no importar.

    ¿Sabéis? Después de este rudimentario análisis, ya no es el heredero de Franco en segunda generación el que me recuerda al peluche de anuncio. Ahora creo que en este país hay millones de cándidos peluches predispuestos a creerse cualquier patraña con tal de que "lo digan en la tele". Y así nos va...

    Salud y República.
    Javier Sánchez-Mota.
    Ciudadano del Estado Andaluz y la República Española.

jueves, 8 de enero de 2015

Todo es relativo, menos la indecencia.


    Los asesinatos de ayer en la redacción de la revista satírica Charlie Hebdo y alrededores nos han golpeado a todos/as, han removido algunas conciencias y han generado reacciones de todo tipo.

    Oímos hablar del asesinato de periodistas, así, en genérico, como si todos fueran iguales y corrieran el mismo riesgo. Como si fuera lo mismo un vocero del poder que un periodista profundamente comprometido con una ideología política, de izquierdas y laicista. Y no, no lo es ni se parece.


    Oímos hablar de defensa de la libertad de expresión a los mismos que la amordazan mediante leyes fascistas.

    Oímos hablar de los peligros del fundamentalismo islámico a quienes imponen el fundamentalismo católico, funden religión y estado al más puro estilo medieval y entregan la educación de nuestras niñas y niños a la jerarquía de la Iglesia Católica.

    Oímos hablar de lo bárbaro que resulta matar a seres humanos en "defensa" de una religión a los mismos que siguen sin condenar la traición a la soberanía popular y el genocidio franquista en "defensa" del nacionalcatolicismo.

    Oímos hablar de la lacra del terrorismo a los mismos que contribuyen a crear, entrenar y armar a organizaciones terroristas en función de sus intereses más bastardos.

    Parece que todo es relativo, que todo depende del color del cristal con que se mira. La indecencia no, la indecencia se nos presenta como un valor absoluto sin nada o casi nada, sin nadie o casi nadie, que de una vez por todas anteponga la verdad a las versiones oficiales. Por eso es especialmente triste la pérdida de once valientes.


Javier Sánchez-Mota.
Aujourd´hui, je suis Charlie.

miércoles, 15 de octubre de 2014

La edad de la política.

   Hacer política es ocuparse de la gestión de lo público. Se hace política cuadrando el presupuesto mensual de un hogar o asignando tareas y recursos dentro del mismo. Gobernar un estado-nación no es (o debería ser) más que ampliar el ámbito de la política doméstica a comunidades de vecinos, juntas de barrio, municipios, comarcas, estados federados (autonomías en la actualidad) y, al fin, sólo al fin, el gobierno del estado. Despolitizar una manifestación es como hacer un bocadillo sin pan, habrá a quien le guste, pero ya no es un bocadillo, es otra cosa.

   Se confunden los términos y los objetivos y cada vez dudo más que se haga sin intención. Atacar a los partidos políticos que participan en un régimen corrupto sin atacar al régimen mismo es, en el mejor de los casos, ingenuo. Si se atora el sumidero de un lavabo, se puede retirar el agua, secarlo y dejarlo como los chorros del oro a condición de no usarlo; pero sólo hay una solución real a ese problema, desatorarlo, lo demás son leches.

   Culpar a los partidos y sindicatos como ente, como forma de organización, por la indignidad de los partidos y sindicatos del régimen es confundir el todo con las partes. La botella seguirá siendo un invento útil aunque haya quien la llene de orina. Además, me gustaría saber si a mediados de noviembre seguirán siendo malos y perversos todos los partidos o se tratará de colar a presión alguna excepción (creo que es obvio por dónde voy).

   Uno de los dramas de este país es la ausencia de conciencia política de la población. Se requiere información y formación como paso previo a la concienciación, que a su vez es paso obligado hacia la movilización. Si, históricamente, han sido los partidos, sindicatos y ateneos o similares los que han asumido la labor de movilizar a la ciudadanía, renunciar a estos instrumentos me parece imprudente si se hace desde el desconocimiento y criminalmente colaboracionista si se hace a sabiendas. Eliminar los últimos reductos de las ideologías políticas es allanarle, aún más, el camino a la oligarquía en el poder. Se cambian los anhelos justos y legítimos por mensajes que contenten al máximo número de personas en su mayoría desinformadas (de conciencia política ni hablamos). Se adapta el discurso a lo que puede digerir el votante en vez de ayudarle a digerir el discurso que realmente necesitamos. Se pretende llegar a un heterogéneo y ficticio 99%, aunque el discurso político se centre en lo accesorio, cuando quizás llegando a un 60 ó 70% se podría conseguir un cambio profundo del régimen político y su sistema económico.

   La política no es vieja, es antigua, aunque no tanto como el mesianismo.

   Contrapoder significa "poder que intenta contrarrestar al poder establecido".
 Cuando no hay valor para oponerse al poder real, cuando se viste de revolucionario lo que no es más que un tímido parcheo, cuando se repiten esquemas que se han criticado "veinte minutos" antes en otras formaciones, no estamos hablando de contrapoder sino, quizás, de todo lo contrario. Gatopardismo puro: "si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie".


Salud y República.

martes, 19 de agosto de 2014

¿Traer la República? ¿Desde dónde?

 
   No soy politólogo ni economista ni siquiera tengo pelazo. Soy un simple aficionado sin títulos ni mochilas. Soy un ciudadano y por tanto hablo de la gestión de lo público con la única autoridad de quien habla de lo que es suyo, que ya me parece más que suficiente. Desde esta posición me llama la atención el hecho de que la mayoría de los textos reivindicativos de la república como forma de Estado hablan de traerla, de hacer que venga o que llegue y me pregunto desde dónde debe llegar, ¿existe una fábrica de estados sociales y democráticos? Y, si existe, ¿tienen tienda por Internet?
 
   Incluso las/os republicanas/os adoptamos actitudes de súbditas/os, esperamos que la solución de nuestros problemas nos llegue desde otra dimensión, ni siquiera conocida. Parece que sólo nos compete llamarla y esperar a que llegue, como el que llama a un ascensor o a un taxi. Desde mi humilde, aunque autorizadísima, posición digo ¡no! Cualquier cosa que nos llegue sin que la hayamos construido irá en nuestra contra con absoluta seguridad, porque lo importante no es la forma que adopte el poder sino quiénes lo ejerzan. No llamemos a la república, no la deseemos, construyámosla desde hoy mismo.
 
   Don Manuel Azaña dijo: "Quiero republicanos para la República" y en ésas seguimos. Republicana es una persona que asume su dimensión política, que no la delega, que exige y participa. Una república para nosotras/os pero sin nosotras/os será una nueva capa de maquillaje a la misma dictadura de la oligarquía que se instauró con el poder de las armas y se mantiene con el poder del capital. Si realmente queremos un cambio profundo, renunciemos desde ya a que nos traigan nada, empecemos a construirlo.
 
   Somos muchas/os quienes creemos en la necesidad de basar el funcionamiento del Estado en la democracia participativa. ¿Es razonable esperar a que los poderosos decidan darnos voz y voto? Yo diría que no, que la democracia es una forma de vida, no un bien que alguien nos deba conceder. Comencemos a vivir como ciudadanas/os, a informarnos, a decidir, a asociarnos y a participar, en principio en el nivel que podamos, porque de forma natural cuando un nivel se nos quede pequeño nos lanzaremos a la conquista del siguiente. Las cosas importantes y duraderas se construyen de abajo a arriba, no al revés.
 
 
   También unas/os cuantas/os creemos en una democracia representativa como complemento de la participativa. Creemos en la importancia de los partidos políticos como vehículo de las ideologías, como talleres de debate que aporten ideas para una sociedad justa, fraterna y sostenible. Una mirada al panorama político actual hace que se nos caigan los palos del sombrajo, ¿qué clase de cesto nos saldría con semejantes mimbres? Partidos vendidos a la oligarquía financiera, partidos presa de urgencias electoralistas que no ven el bosque porque no paran de darse cabezazos contra el mismo árbol, organizaciones "anti" de las que sabemos lo que no quieren pero ni idea de lo que proponen. ¿Os imagináis unas elecciones a Asamblea Constituyente mañana o dentro de unos meses? De llorar, sí.
   Necesitamos partidos y sindicatos capaces de articular a la ciudadanía en la labor de transformar la sociedad. Toda transformación requiere un sujeto de la misma. Podemos apostar por la confluencia desideologizada en el descontento o por la confluencia sobre propuestas de mínimos. Yo apuesto por la segunda, pero para eso necesitamos partidos con propuestas claras, sin dobleces. Un partido que trata de englobar desde personas "social-liberales" a anticapitalistas sólo logrará el desconcierto y la desconfianza tanto de unas como de otras, pasando por las de en medio. Un sindicato debe preocuparse por las condiciones laborales no por la estabilidad del capitalismo. Las cosas claras como primer escalón imprescindible, es difícil empezar a trabajar en la Constitución de la III República Española partiendo del "ya veremos luego".
 
   En lo económico, no conozco mayor utopía que la que propugna una sociedad justa bajo el yugo del capital. Superar el capitalismo explotador no es cuestión de ideologías ni es más utópico que mantenerlo sin caer en el colapso, es simple cuestión de defensa propia unida al más genuino sentido común. Ya hay personas trabajando en alternativas (cooperativas, iniciativas de consumo responsable y colaborativo, iniciativas de distribución de proximidad, etc), apoyémosles, aprendamos de ellas y si pensamos que algo es mejorable, adelante.
 
   En lo social nos encontramos quizás el mayor de los retos, sustituir las inercias y principios del capitalismo por los del bien común. Consumir para cubrir nuestras necesidades y nuestros deseos, no para perpetuar el modelo capitalista de consumo compulsivo. Dejar de ser espectadores de nuestra propia vida, de dejar a su suerte a nuestras/os niñas/os, de limitarnos a seguir los dictados de la "tele". Es necesario empezar a difundir valores como la responsabilidad, la participación y la solidaridad y, si una imagen vale más que mil palabras, un ejemplo vale más que mil imágenes.

   Hay mucho trabajo por hacer. Tenemos que desprendernos de visiones finalistas, dejar de pelear por el color de las papeleras de nuestra sociedad ideal, y empezar a plantar cimientos sólidos. No me sirve de nada la proclamación de una república dentro de unos meses si nace de rodillas ante el capital. Como dijo Don Manuel, reclutemos a republicanas/os para la República.


   Salud y República.

  

viernes, 23 de mayo de 2014

¿Qué nos jugamos realmente el 25M?

  La primera contradicción, como suele ocurrir, se nos presenta con el mismo nombre del evento: Elecciones Europeas. La maquinaria del poder se afana en extender la idea de que contamos en el funcionamiento de la UE, pero no es cierto. El Parlamento Europeo es como el Senado Español, caro e inútil. No es el parlamento el que legisla en Europa, son sus órganos no democráticos, algunos ni siquiera europeos, los que imponen del orden del 80% de las leyes que se aprueban en España. Consejo de Europa, Comisión Europea, Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional, son los fijan las políticas que los/as incautos/as ciudadanos/as debemos soportar a mayor gloria y beneficio del capitalismo globalizado. De la misma manera que una colonia jamás ha elegido a su metrópoli, nosotros/as jamás elegiremos a los órganos decisorios de la UE, somos su colonia, el Imperio Romano tenía legiones y la UE tiene el Euro. Desde un punto de vista radicalmente democrático y por tanto anticapitalista, sólo hay un debate que realizar sobre la actual UE: ¿nos vamos o hacemos que nos echen?
 
  Lo que nos jugamos el 25M es comenzar a redibujar el mapa político español, empezar a enseñar los dientes si es que alguna vez aspiramos a morder y asumir el control de nuestros destinos. La pertenencia o no a la UE es una decisión que toma cada Estado, por lo que es falso que todo "pase por Europa", más bien al contrario todo pasa por limpiar la propia casa a fondo y cambiar aquello que se cae de puro viejo e inútil. La poca o nula llamada institucional a que se acuda a votar y el fomento de la proliferación de opciones prefabricadas por el capital mediante sus cadenas de televisión nos indican que al régimen no le interesa que vayamos a votar y, si no hay más remedio, lo hagamos dividiéndonos en multitud de opciones. La razón es sencilla, lo que nos venden como un 30% de estimación de voto con un 60% de abstención, no llegaría a un 13% con un 100% de participación. Cuando los partidos del régimen monárquico-franquista tienen claro que han tocado techo electoral e inician la caída libre, necesitan poca participación crítica para obtener resultados positivos. Resumiendo, abstenerse es darle aire a un régimen que se ahoga por su propia avaricia e ineptitud.
 
  En cuanto a la "abstención activa", lo primero ha sido asegurarme de que no se trataba de una coña de El Jueves o algo así. Pero no, lo dicen en serio. Se trataría de deslegitimar el régimen mediante la no participación, pero "activa" (hay que joderse). Lo de presentar alternativas válidas para un Estado no es activo, qué va; lo que es activamente antisistema es no pronunciarse, no comprometerse. Bien pensado, te aseguras de que jamás tendrás un mal resultado electoral; bueno tampoco, pero eso... Cuando se espera una abstención del 60%, es como decir: "yo, correr, corro poquito, pero apúntame la marca de Usain Bolt, anda". Resumiendo, ¡hay que joderse!
 
  Se abre ante nosotros/as un periodo muy importante. Dos años (elecciones municipales, autonómicas y generales) que pueden marcar la diferencia entre asumir de una vez por todas nuestra responsabilidad política o asumir definitivamente nuestra condición de esclavos sumisos. Un cambio profundo más allá del puro maquillaje, el camino hacia una sociedad republicana que supere definitivamente el capitalismo, no llegará exclusivamente por la vía electoral. Conseguir que el hombre (en genérico) deje de ser explotado por el hombre y el ser humano se convierta en el centro de la acción política, desplazando a las ganancias del capital, requerirá un alto grado de presión popular. Pero no hay que despreciar la vía electoral por muy manipulada que esté, puede que no sea la vía exclusiva para construir el nuevo Estado, pero sí se nos presenta como una inestimable herramienta para expresar nuestra voluntad de cambio y para debilitar un régimen político obsoleto e injusto.

  En mi opinión, el domingo nos jugamos el inicio de la caída del régimen y su sistema económico, además de ser una gran ocasión de ir "haciendo músculo" de cara a las próximas elecciones que sí serán decisivas. No es cuestión de ganar unas elecciones que, repito, no valen para nada. Se trata de acostumbrarnos a votar en conciencia, a informarnos, a desarrollar nuestro sentido crítico, a participar. Si eres independentista, vota independentismo; si eres comunista, vota comunismo de verdad (que lo hay); si eres socialista, vota socialismo de verdad (que también lo hay). Yo soy radical-republicano y votaré a Alternativa Republicana (ALTER), porque a pesar de algunos errores de juventud (cumplen el año dentro de un par de días) me identifico con sus principios.

  Vota lo que creas que debes votar, vota a proyectos (no a personas) que te gusten, vota a principios con los que te identifiques. Vota lo que quieras, pero ¡VOTA, JODER, NO SE LO PONGAS TAN FÁCIL!

  Salud y República.

Desde el barbecho.

  Pasaron. Es un hecho.   Cualquier sociedad es la consecuencia de su propia historia y la española no es una excepción. La sociedad españ...